martes, 17 de junio de 2008

El niño de agua

EL NIÑO DE AGUA

En un día de San Valero, un profesor iba vigilando por el recreo del colegio de Daroca. Era un día maravilloso, soleado y de temperatura agradable, cuando el profesor ve en el suelo una ropa mojada en un gran charco de agua.

- ¿Qué hace esta ropa aquí, en este charco?- se preguntó el profesor.

El profesor pensó que habría algún niño sin ropa por el colegio. Entonces llamó a seis alumnos para que buscaran con él ese supuesto niño.

- ¡ Pedro, María, Laura, Juan, Claudia, Santi! Venid aquí, por favor - llamó el profesor.

- ¿Qué pasa, profesor?- preguntó Juan.

- He encontrado esta ropa en el suelo, de un niño de más o menos 9 años, como vosotros, y quiero que me ayudéis todos a buscarlo - dice el profesor.

Entonces todos se pusieron a buscar al niño. María, Claudia y Juan buscaron por un sitio y los demás por otro. María, Claudia y Juan ven en un rincón del porche del colegio... ¡una figura de agua con forma de un niño de más o menos nueve años, transparente! María, Juan y Claudia llaman a sus compañeros para que vieran aquella figura tan extraña.

- ¡Mirad lo que hemos encontrado!- gritan María, Juan y Claudia.

El niño de agua estaba asustado.

- ¿Cómo te llamas?- pregunta Pedro al niño de agua.

- F-l-u-m-e-n,- responde tímidamente y un poco asustado.

- ¿De dónde vienes?- pregunta Santi.

- Vengo del Ebro - le contesta Flumen.

- ¡Ah!, entonces tú vienes del Río Ebro de Zaragoza, ¿no? - pregunta Laura.

- Sí - dijo Flumen.

- Y...¿por qué vienes desde tan lejos hasta Daroca?- pregunta Claudia.

- Porque me gusta visitar todos los lugares del mundo, y hoy, me apetecía ver Daroca - responde Flumen.

Como hacía calor, de repente, observan que Flumen se estaba evaporando.

- ¡Oh, no! ¡Flumen se está evaporando!- grita Claudia.

- ¡Tenemos que hacer algo!- dice Juan con lástima.

- ¡Sí, y deprisa!- comenta Laura.

De repente, a Flumen se le ocurrió una brillante idea.

- Llevadme cerca de una alcantarilla. Así podré marcharme a Zaragoza lo más rápido que pueda y llegar antes al Río Ebro.

- ¡Muy buena idea!- dice sorprendido Santi.

- ¿Y qué decís vosotros?- pregunta Flumen.

- A mí me parece bien- dice María.

- Pues decidido, haremos eso.

Los niños vistieron a Flumen y lo llevaron a la alcantarilla.

- Bueno amigos, me tengo que ir- dice Flumen.

- ¡Adiós, buen viaje, je-je-je!- le responden todos.

Y Flumen desapareció por la alcantarilla por donde había venido, mientras el profesor continuaba intentando buscar una explicación lógica a un gran charco de agua en un día soleado.

FIN

Sandra Castillo 1ºB

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